El alcohol (vino, cerveza o licor) es la principal causa evitable de anomalías congénitas físicas y mentales. Cuando una mujer toma alcohol durante el embarazo, se arriesga a dar a luz a un bebé que pagará las consecuencias —con deficiencias mentales y físicas— para el resto de su vida, uno de cada 750 bebés nace con un cuadro de problemas físicos, evolutivos y funcionales conocido como síndrome de alcoholismo fetal (SAF). Otros 40 000 niños nacen cada año con efectos del alcoholismo fetal (EAF).
Signos y síntomas
Las características de los niños con SAF son:
Bajo peso al nacer.
Menor perímetro craneal.
Retraso del crecimiento.
Retraso del desarrollo.
Disfunción orgánica.
Anomalías faciales, incluyendo ojos de tamaño inferior al normal, mejillas aplanadas y surco nasolabial poco desarrollado.
Epilepsia.
Problemas de coordinación y de motricidad fina.
Escasas habilidades sociales, incluyendo dificultad para establecer y mantener vínculos de amistad y para relacionarse en grupo.
Falta de imaginación o curiosidad.
Dificultades de aprendizaje, incluyendo poca memoria, incapacidad para entender conceptos como el tiempo y el dinero, deficiente comprensión lingüística y escasa capacidad de resolución de problemas.
Problemas de comportamiento, como hiperactividad, incapacidad para concentrarse, retraimiento social, testarudez, impulsividad y ansiedad.
Los niños con efectos de alcoholismo fetal presentan los mismos síntomas, pero en menor grado y tienen menos probabilidades de presentar deficiencia mental.
Signos y síntomas
Las características de los niños con SAF son:
Bajo peso al nacer.
Menor perímetro craneal.
Retraso del crecimiento.
Retraso del desarrollo.
Disfunción orgánica.
Anomalías faciales, incluyendo ojos de tamaño inferior al normal, mejillas aplanadas y surco nasolabial poco desarrollado.
Epilepsia.
Problemas de coordinación y de motricidad fina.
Escasas habilidades sociales, incluyendo dificultad para establecer y mantener vínculos de amistad y para relacionarse en grupo.
Falta de imaginación o curiosidad.
Dificultades de aprendizaje, incluyendo poca memoria, incapacidad para entender conceptos como el tiempo y el dinero, deficiente comprensión lingüística y escasa capacidad de resolución de problemas.
Problemas de comportamiento, como hiperactividad, incapacidad para concentrarse, retraimiento social, testarudez, impulsividad y ansiedad.
Los niños con efectos de alcoholismo fetal presentan los mismos síntomas, pero en menor grado y tienen menos probabilidades de presentar deficiencia mental.
Comentarios
Publicar un comentario